Mi amigo no volvió del campo de
batalla, señor, solicito permiso para ir a buscarlo, dijo un soldado a
su teniente.
Permiso denegado, replicó su oficial. No quiero que arriesgue su vida
por un hombre que probablemente esté muerto.
El soldado, ignorando la prohibición, salió, y una hora más tarde
regresó, mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso:
Le dije que él estaba muerto!!!
Ahora perdí dos hombres!
Dígame: ¿Valió la pena traer un cadáver?
Y el soldado, moribundo, respondió:
Claro que sí, señor. Cuando lo encontré, el aún estaba vivo y pudo
decirme:
¡Estaba seguro que vendrías!
Nadie
tiene mayor amor que este,
que uno ponga su vida por sus amigos.
Juan 15:13